El Lince

ibérico

El éxito de Iberlince, el respaldo de los agentes sociales implicados

La colaboración y la implicación de las comunidades locales, desde los propietarios de fincas a los habitantes de las áreas linceras, ha sido una de las claves y uno de los ejes alrededor de los cuales ha girado todo el proyecto de conservación del lince ibérico, desde su diseño hasta su ejecución en los últimos siete años con Life Iberlince.

Y es que el proyecto Life Iberlince adoptó desde el primer momento la premisa, heredada de anteriores proyectos de que el factor humano debe estar siempre presente cuando se habla de reintroducir una especie en una zona concreta.

De hecho, en la Guía editada por el Grupo Especialista en Reintroducción de la IUCN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) así lo incluye. Entre otras cosas, señala que “la realización de una evaluación profunda y detallada de las actitudes de la gente local para con el proyecto propuesto es necesaria para asegurar a largo plazo la protección de la población reintroducida; especialmente si algunas de las causas de rarefacción de la especie se debieron a factores humanos”. Y añade que el proyecto “debería ser completamente comprendido, aceptado y apoyado por las comunidades locales”. En definitiva, que el éxito de la reintroducción de una especie pasa, en buena medida, por la implicación social.

Evolución del área de distribución del Lince ibérico

1960

Estimada

2003

· Ámbito de actuación

· Área de distribución

2012

· Ámbito de actuación

· Área de distribución

Situación actual

El éxito, pues, del proyecto Life Iberlince que ahora termina tiene mucho que ver con la premisa de contar con la implicación y colaboración de los agentes sociales, una cuestión que se tuvo en cuenta desde el primer momento. Tampoco es casual que, por eso mismo, el proyecto fuese distinguido en 2016 con el premio a la Ciudadanía Europea de Red Natura 2000, precisamente, por la colaboración entre propietarios de fincas y Life Iberlince con el objetivo común de la conservación del lince ibérico.

Todas y cada una de las acciones que se han puesto en marcha encaminadas a la conservación y, posteriormente, a la reintroducción de este felino se han diseñado desde el máximo respeto a los habitantes del territorio, con el objetivo de contar con su apoyo y, siempre, desde el respeto a los usos tradicionales.

No hay que perder de vista, asimismo, que estas mismas acciones tienen vocación de generar impactos económicos positivos en las áreas en las que el proyecto se desarrolla. ¿Qué entendemos por impacto económico positivo? Pues la creación de puestos de trabajos directos e indirectos, el impulso a la actividad para las empresas locales (creación de pequeñas empresas rurales, asociadas a la gastronomía, fotografía de la naturaleza o senderismo) y beneficios para el sector turístico, que tiene en el turismo de naturaleza un filón indudable cuyo atractivo no deja de crecer.

La participación, la implicación de los agentes sociales se concreta en convenios de colaboración que alcanzan a 270 propietarios, ganaderos, gestores y sociedades de cazadores de España y Portugal que manejan, en conjunto, una superficie de alrededor de 300.000 hectáreas. Todos ellos se han comprometido de forma voluntaria con la protección de la especie y de su hábitat y son tan partícipes de su éxito como los equipos humanos que trabajan directamente con el lince ibérico.

La fórmula, con todo, no es única ni exclusiva del último proyecto, el Life Iberlince “Recuperación de la distribución histórica del lince ibérico en España y Portugal”. Ya en el primer proyecto –“Recuperación de las poblaciones de lince ibérico en Andalucía” (2002-2006) – se establece la participación en la gestión/conservación del lince ibérico y su hábitat, de forma que se hiciera participe junto a la Administración –en ese momento solo la andaluza–, a los propietarios de fincas y gestores de los terrenos en los que habita el lince ibérico, a los cazadores y cotos de caza, a ganaderos y agricultores.

Estos convenios –que se impulsaron desde la Junta de Andalucía desde el primer proyecto, en el año 2002– se basan en la ejecución de mejoras de hábitats para conejo y lince a cambio de una gestión sostenible en sus fincas y de respetar y mantener en el futuro determinadas condiciones de protección.

Pero, además de las campañas de información, divulgación y sensibilización, dirigidas a la participación ciudadana in situ, el uso activo de redes sociales es un instrumento de indudable valor que permite una difusión masiva de los valores del lince ibérico, más allá de la zona donde habita, así como la implicación ciudadana y su participación directa en el día a día de la conservación de este felino como uno de los máximos exponentes del patrimonio natural de la Península. Las redes sociales permiten fomentar la concienciación y, por ende, la implicación social casi sin límites.

Evolución de las poblaciones silvestres de lince ibérico

2002-2017

La custodia del territorio

¿En qué se concreta la implicación de estos agentes sociales? En el caso de los propietarios de fincas, ganaderos o sociedades de cazadores hablamos de la Custodia del Territorio, que se puede definir como el trabajo en común entre dos o más agentes sociales, con interés en conservar el patrimonio natural y de la biodiversidad, acordado de manera voluntaria entre las partes.

En el caso del lince ibérico, se materializa con el establecimiento de un convenio de colaboración entre las entidades de custodia del territorio (administraciones públicas y algunas entidades sin ánimo de lucro del proyecto) y los propietarios, gestores o sociedades de cazadores. Estos Convenios no limitan ningún tipo de actividad ordenada en los terrenos con convenio y los propietarios no reciben ninguna aportación económica, por lo que se trata de una colaboración voluntaria.

Con ello se quiere generar en los propietarios la responsabilidad de conservar y hacer un buen uso de los recursos naturales a largo plazo. De esta forma, están compatibilizando la explotación de sus fincas con los requerimientos del lince; están poniendo los medios y la vigilancia necesaria para que los terrenos estén libres de venenos y artes ilegales; están dando todas las facilidades para que los equipos técnicos puedan realizar el seguimiento de la especie; y están, además, demostrando cómo una gestión adecuada del territorio ofrece un valor añadido al mismo.

Igualmente, los convenios son una forma activa de participación en la conservación del lince ibérico, ya que propietarios y gestores colaboran en el diseño de las actuaciones (desbroces, mejora de pastizales, refugios para conejos, etc.) y reciben información directa de la situación de la especie así como asesoramiento de primera mano en determinadas cuestiones ambientales. Todo ello sin que suponga un coste añadido en la gestión de sus propiedades, y dando a la Administración las facilidades necesarias para que esta implemente las actuaciones de conservación a las que el convenio le compromete.

La adhesión de nuevos propietarios es la prueba palpable, la evidencia de que esa relación entre propietarios y/o gestores con la Administración Pública es satisfactoria para las dos partes y, actualmente, este modelo de gestión se está replicando en zonas de Portugal, Extremadura y Castilla-La Mancha dentro del proyecto Iberlince.

La colaboración directa, el protagonismo de los propietarios y gestores de fincas en lo que se refiere a los proyectos de conservación y reintroducción del lince ibérico es, en definitiva, una de las piedras angulares sobre la que se cimentan todos los logros conseguidos por el proyecto Life Iberlince y ha sido una de los secretos (a voces) de su éxito.