Las amenazas que ensombrecen el futuro del lince ibérico: el ser humano, la variabilidad genética y las enfermedades

Aunque el lince ibérico se encuentra hoy en día, gracias al proyecto Life Iberlince y a los que lo antecedieron, en su mejor situación histórica en 20 años, las amenazas no han desaparecido. Y el futuro de la especie está condicionado por no pocos factores que pueden afectar negativamente a la evolución de las poblaciones. Sobre todo, la mortalidad no natural, la baja variabilidad genética y las enfermedades.

Como es sabido, el lince ibérico ha pasado de ser una especie en peligro de crítico extinción a solo en peligro, según la categoría de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) y el número de ejemplares se ha multiplicado en estos años hasta casi los 600. Sin embargo, la especie soporta una mortalidad no natural muy elevada y el ser humano sigue siendo responsable directo de la mayor parte de las muertes, hasta el punto de que –excluyendo los ejemplares cuya causa de muerte no ha podido determinarse– el 80,6% de la mortalidad detectada en el marco del proyecto Life Iberlince ha sido provocada por el ser humano, principalmente por los atropellos y el furtivismo.

La causa más frecuente, y también la más visible, son los atropellos. Prácticamente todos los ejemplares que mueren atropellados son detectados al aparecer en vías púbicas, mientras que otros factores determinantes que amenazan la especie como el furtivismo, la muerte en infraestructuras (pozos, balsas de riego, mallas, etc.) o la mortalidad natural son mucho más difíciles de detectar. Los datos generados por el radio-seguimiento dentro del proyecto Life Iberlince permiten hacerse una idea bastante aproximada en lo que a causas de mortalidad del lince ibérico se refiere, de forma que el 43 % de los episodios de mortalidad detectados en ejemplares radio-marcados lo fue por atropello y el 17% por furtivismo.

No resulta extraño, por más que resulte indeseable y se esté luchando contra ello, que el número de atropellos (que tienen lugar sobre todo en carreteras y, menos, en caminos y vías férreas) esté aumentando debido, en parte, al actual escenario de expansión y gran crecimiento poblacional del lince ibérico, por el que el área de presencia ha pasado de 125 kilómetros cuadrados en 2002 a 2.818 en 2017, con los riesgos que eso conlleva. Cada vez hay más individuos ocupando nuevas áreas, casi siempre muy fragmentadas por las vías de comunicación, con mucho tráfico rodado y, por consiguiente, con una probabilidad creciente de sufrir un atropello. Por más que se sigue trabajando para reducir esta causa de mortalidad en aquellos puntos negros que han sido identificados en las nuevas zonas de expansión, los atropellos esporádicos parecen prácticamente imposibles de evitar en el escenario actual.

Relación entre % de atropellos con respecto al tamaño de la población

Amenazas

Es cierto que el número de atropellos ha crecido y eso puede llevar a pensar que la amenaza es mayor de lo que realmente es, pero el dato es relativo y hay que ponerlo en el contexto del extraordinario incremento de población, de tal forma que el porcentaje de ejemplares atropellados sobre el total de la población se mantiene estable.

Cuestión aparte son los casos de furtivismo detectados a lo largo del proyecto Iberlince y que se han producido por disparos, lazos, cepos y veneno. Su importancia ha sido mayor en las áreas de reintroducción que en las de presencia clásica y entre los episodios que se han descubierto sobresale el de una cadena de muertes en serie que los cuerpos de seguridad están investigando en la actualidad.

Aunque las muertes por furtivismo suman el 17 % de los eventos detectados, se intuye que su importancia debe ser mayor en base al número de ejemplares desaparecidos de los que no se llega a saber nunca la causa. Por ello, el equipo del proyecto Iberlince sigue trabajando en la concienciación  y en minimizar los conflictos entre los seres humanos y el felino para reducir esta importante lacra que hipoteca el futuro del lince y cuya importancia, como hemos dicho, es mayor de lo que resulta visible.

Las otras causas de mortalidad no natural registradas durante el proyecto han sido la muerte en infraestructuras artificiales (5% de los casos detectados), y la mala adaptación de ejemplares criados en cautividad (2% de los casos detectados), unos porcentajes tomados sobre un total de 129 ejemplares radio-marcados hallados muertos a lo largo del transcurso del proyecto Iberlince.

Porcentaje de las causas de mortalidad de los ejemplares radio-marcados

 

Genética y enfermedades

No hay que olvidar, a la hora de hablar de las amenazas que se ciernen sobre el futuro del lince ibérico, la variabilidad genética y las enfermedades, dos factores que han tenido mucho que ver, sobre todo en el pasado, con las dificultades por las que ha atravesado la especie para garantizar su supervivencia.

Así, estudios genéticos han mostrado recientemente que el lince ibérico sufrió una notable erosión genética durante el siglo XX. Con la extinción de la mayor parte de los núcleos de población se perdió una gran reserva de variabilidad, en especial, en los Montes de Toledo donde esta era la más alta conocida. En 2002 solo quedaban dos pequeñas poblaciones endogámicas, especialmente la de Doñana, que llevaba aislada unos 150 años. En conjunto ambas poblaciones tenían el dudoso honor de sumar la variabilidad genética más baja encontrada en ninguna especie de felino del mundo.

Los efectos negativos de la endogamia empezaban a afectar a la población de Doñana en parámetros demográficos como la desviación de la proporción de sexos o la reducción del tamaño de camada. Además, tras el gran brote epidémico del virus de la leucemia felina en la población de Doñana en 2007, los técnicos comprendieron que la endogamia estaba incrementando también la susceptibilidad de la especie a padecer enfermedades infecciosas. Las enfermedades llegaron a ser la principal causa de mortalidad del lince ibérico en Doñana entre los años 2006 y 2011. Por este motivo, la gestión de las poblaciones silvestres –buscando la mayor variabilidad genética posible– ha sido un objetivo prioritario del presente proyecto Life Iberlince.

En este sentido, y de cara a trabajar en esta línea estratégica fundamental del proyecto, en la población de Doñana se inició en 2008 un programa de refuerzo genético consistente en la suelta de ejemplares procedentes de la población de  Sierra Morena. Hasta la fecha se han liberado ocho ejemplares,  dos de los cuales han dejado numerosa descendencia en la población. Con ello la proporción de sexos se ha equilibrado, el tamaño de camada ha aumentado, la incidencia de enfermedades infecciosas ha disminuido y, además, la población ha experimentado un incremento notable de efectivos. Una suma de resultados positivos que evidencian la importancia de este esfuerzo y lo acertado de esta iniciativa. Igualmente, la población de Andújar se ha visto reforzada con genética de Doñana mediante la inmigración de ejemplares de los núcleos vecinos de Gudalmellato y Guarrizas.

Todas las poblaciones reintroducidas se manejan genéticamente desde el programa con el objetivo de conseguir la mayor variabilidad genética posible. Para ello los emparejamientos del programa de cría en cautividad se programan para obtener los ejemplares más valiosos para cada población.

En la actualidad la variabilidad genética de la población silvestre de lince ibérico sigue siendo más alta que la cautiva y, en todos los núcleos, fluyen genes de los dos núcleos fundadores. Gracias al seguimiento sanitario del proyecto Iberlince se puede determinar el descenso en la incidencia de enfermedades, probablemente ligado al aumento de la variabilidad genética. Además este programa permite detectar situaciones de riesgo sanitario e intervenir para evitar brotes epidémicos que puedan comprometer el crecimiento demográfico de la especie.

El proyecto Life Iberlince ha actuado en todos los frentes durante estos ocho años que ahora terminan, con notables avances que están ahí y son visibles en cada uno de los censos que se han realizado anualmente. Sin embargo, aunque menores, las amenazas continúan estando presentes y exigen dar continuidad al trabajo realizado en las últimas décadas hasta lograr que despejar el horizonte del lince ibérico.